¡Hola todos! ¿Cómo están? ¿Cómo les ha ido con el Módulo 3?
Les cuento mi experiencia que a mi sentir ha sido muy provechosa. La verdad es que,
con cada nuevo módulo me pregunto si voy a poder. La falta de tiempo siempre es
una constante, pero a veces, la cabeza está desbordada y la situación se
complica aún más. El tema, es que no soy de las que aflojan y me gusta
perseverar e intentarlo. Así es que aquí estoy, seguramente como muchos de
ustedes, sintiendo que valió la pena el esfuerzo, porque siempre y una vez más,
aunque costó, lo estamos logrando y uno se siente enriquecido...
Confieso que como vengo
haciendo esta formación en el aprendizaje en ambientes digitales, cuando la
pandemia comenzó y las autoridades de la facultad nos dijeron que debían darse
los contenidos en forma virtual, me dije: "tranquila, vas a poder" y
así fue (al menos eso sentí en ese momento).
Trabajando a la par con mi gran
amiga y colega Marisa Chade, los espacios curriculares de Odontopediatría II quedaron
bastante bien; desarrollamos actividades, utilizamos herramientas digitales y
hasta elaboramos el parcial. Incluso surgió la necesidad de ayudar a varios
colegas que nunca habían trabajado en la plataforma, a crear los entornos
digitales de sus cátedras y fue un placer hacerlo. Hicimos mucho y aunque sabía que
nos faltaba nunca imaginé que tanto y menos en el tema “evaluación”.
Varias veces he reconocido que nunca se deja de aprender, pero no
dejo de sorprenderme por todas las bondades que nos ofrecen las TIC y
obviamente profesionales como las Marinas y los tutores que, con su
dedicación, tiempo y esfuerzo, nos ayudan tanto.
Volviendo a mi desempeño como docente, dentro del espacio virtual
de mi cátedra, creía saber, pero lo que he aprendido estas semanas y como se va
metiendo en mí todo lo referente a la evaluación, cambia mi manera de ver las
cosas y aumenta mis posibilidades y herramientas, me invita a crear, a reinventarme...¡Es apasionante!
Ya en el blog
anterior les conté cómo me impactó la retroalimentación de Andrea Cattaneo, mi
tutora, quién con unas preguntas muy sencillas me hizo reflexionar sobre mi
proceso de aprendizaje y también les conté sobre cómo me llegaron las palabras de Rebeca Anijovich.
Ahora, después de haber analizado las rúbricas y la guía de evaluación, de
aprender no sólo a realizarlas dentro de la plataforma, sino a pensarlas para
orientar y acompañar al alumno en su proceso de aprendizaje, me ha cambiado la óptica.
Me sorprende satisfactoriamente eso de dar al alumno las pautas
para que sepa cómo va a ser evaluado y en qué. Me encantó confeccionar tanto la
rúbrica como la guía de evaluación, no fue fácil, hay que pensar mucho, revisar
mil veces los resultados de aprendizaje que uno quiere obtener, pero que
alegría cuando uno ve reflejado en sus producciones, lo que tenía pensado en la mente, lo que quiere evaluar en
el alumno y además, siente que ha sido claro, justo, coherente y transparente...
Me encantó poder plasmar lo aprendido. Quisiera que el año volviera comenzar para rehacer mil
cosas, pero como no puedo cambiar el pasado, voy a cambiar mi presente y lo que
viene. Hoy mismo voy hablar con el equipo de la cátedra, quiero compartir con
ellos esta nueva concepción sobre la evaluación. Quisiera que todos pudieran
hacer estos cursos y aprender; quisiera además que este aprendizaje se hiciera en todos los ámbitos y no sólo en los educativos del nivel que fuere sino también en los diferentes entornos
laborales y hasta en las familias. Quizás suene ambicioso, pero esto es lo que me gustaría que sucediera.
Siempre he sentido que los pequeños y grandes grupos de personas que
forman una comunidad, del ámbito o tipo que sea, formamos parte de un todo y que,
de alguna manera, o crecemos todos o nos estancamos o nos perjudicamos, pero
siempre, lo que afecta a uno, nos afecta a todos. Siento qué si todos
tuviéramos la posibilidad de saber que, ayudándonos, explicándonos, expresando
qué esperamos del otro, con respeto, claridad, en un ambiente agradable, sin imputaciones, permitiendo el error y buscando la reflexión de nuestros pensamientos, todo
sería más fácil y lograríamos mucho más.
Ser educador implica muchas cosas, la responsabilidad es mucha, pero para mí no es solo nuestra, es de todos sin importar a qué nos dediquemos. Siento que tendríamos que revisar todo el tiempo nuestros saberes, cómo
actuamos, lo que transmitimos; la necesidad de retroalimentarnos con y del
otro, para mejorar en nuestra calidad de seres humanos, de padres, esposos,
hijos, amigos, profesores, alumnos.
Creo una vez más, como ya lo he mencionado anteriormente, que la
puerta que se nos abre, con todo lo aprendido, es muy grande. Deseo que lo
incorporemos, que lo apliquemos, lo sepamos transmitir y, sobre todo, que
sigamos aprendiendo, por nuestro bien, el de nuestros alumnos y del de todos los que nos rodean.
¡GRACIAS!